Colegio Francesco Faà di bruno

De 1950 a hoy, en Argentina.

130 años de vida de la Congregación y 60 años que las Hermanas Mínimas están presentes en Argentina. 60 años, de los cuales cincuenta años, están marcados por la vida de la Iglesia del Concilio Vaticano II, del desafío de la nueva evangelización: en un nuevo ardor, expresión y método.

En estos 60 años nos acompañaron personas comprometidas, hubo luces, sombras, dificultades, alegrías, tiempos y espacios compartidos para la búsqueda del bien, llegadas y partidas. Compromiso generoso, esperanzas, proyectos, cantos y lágrimas, celebraciones y fiestas. Pero sobre todo fidelidad al ritmo cotidiano. Oración, trabajo y sacrificio alegre para la vida de muchos. Una larga historia de amor y de fe, en la cual las primeras protagonistas fueron cinco religiosas “Hermanas Mínimas” que partieron de Italia: hna. Maria Grazia, hna. Concepción, hna. Eustella, hna. Iluminata, hna.Pascualina. Estas hermanas llegaron a Buenos Aires en octubre del 1950, con pocos medios materiales pero ricas en la Fe, en la humildad y en la confianza en la Providencia. Deseosas de anunciar el Evangelio, con la fuerza del Carisma del Beato Francesco Faà di Bruno. El obispo le confió una escuela de Palermo llamada “Obra Conservación de la Fe N°1” que en ese entonces estaba abandonada y había dejado de funcionar. Las hermanas pusieron manos a la obra y volvieron a poner en funcionamiento la escuela educando a niños y jóvenes, en una fraterna y sencilla colaboración con las familias, las autoridades eclesiásticas y civiles.

A las primeras cinco, más tarde, se sumaron otras religiosas llegadas de Italia o surgidas en Argentina, con el mismo entusiasmo y deseosas de hacer el bien. Así fue posible iniciar una comunidad en Elortondo, (Pcia. de Santa Fe) en el año 1972, en San Antonio Oeste (Pcia. de Río Negro) en el año 1983, en la Reja (Pcia. de Buenos Aires) y en la ciudad de San Miguel de Tucumán en el año 1989. Después realizaron misiones periódicas del norte al sur, del este al oeste: Vera, Ceres, Formosa, Salta Magdalena, Santiago del Estero, Luján, Cap. Sarmiento, hospitales, cárceles, pueblitos perdidos, barrios periféricos.

¿Qué camino fue hecho en estos 60 años? Sólo Dios lo sabe! Podemos decir que el corazón late fuerte cuando sentimos hacerse realidad en nosotras, por gracia, la afirmación del Concilio: “el gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de aquellos que sufren, son también la alegría y la esperanza, la tristeza y la angustia de los discípulos de Cristo y no hay nada verdadera-mente humano que no tenga resonancia en su corazón”. Experimentamos la alegría de haber dado vida en Jesús a tantos niños, jóvenes, ancianos y enfermos.

En estos años, muchas religiosas partieron a la Casa del Padre, otras volvieron a Italia, otras fueron a Colombia. Actualmente somos en Argentina una comunidad pequeña, comprometidas a dar responder a las exigencias de los tiempos: en Buenos Aires en la escuela “Francesco Faà di Bruno” y en la parroquia “Nuestra Señora del Rosario”.